martes, 29 de junio de 2010

Preeeparados!!


Por fín he sentido el empuje de meterme de nuevo en una piscina. Desde siempre las sensaciones son las mismas: el olor del cloro, la humedad un poco agobiante de los vestuarios, el gorro de silicona pegado porque te olvidaste de sacarlo a secar. Y después el agua: sentirla mientras te deslizas como si la deshicieses en millares de capas, y todo tu cuerpo funcionando mientras la mente se queda en blanco con esa sensación tan agradable que queda después de tanto ejercicio. Recuerdo a todos mis amigos entrenando conmigo: lo que no aprendí en la escuela, lo aprendí dentro del agua. A vivir la amistad y el compañerismo (la natación también es un deporte de equipo), la disciplina y las ganas de superarte, las risas en las competiciones y esas salidas a correr y las largas esperas antes de tu prueba.
Por eso, jamás entenderé, de hecho me niego a hacerlo, cómo nadie puede hablar de fútbol como si fuese un deporte rey. Deporte es belleza como la de un corredor en los cien metros, como una buena jugada en baloncesto, como unos buenos 400 mariposa. Pero también es respeto por el contrario y es superación. En cambio hay que creer que deporte es un montón de paticortos recién bajados de un caballo, el lugar en que esperar 90 minutos (a veces más) no te garantiza disfrutar de un sólo segundo de creatividad. Donde tiene gran valor fingir hasta la extenuación: fingir faltas, fingir que hubo penalti, fingir que no pegaste como un salvaje al contrario. Donde el nombre "árbitro" adquiere su significado más pleno ¿o hay alguien que maneje más a su antojo un reloj???!!!. Donde los mismos periodistas terminan hablando de cotilleos porque ni ellos saben ya qué demonios comentar. Fútbol es el lugar en que el entrenamiento se reduce a trotar alegremente cual potrillo engominado sobre el césped sin que caiga jamás una gota de sudor (increíble proeza, no?). Es el lugar donde importa más que pierda tu rival histórico de forma que sólo existen los anti: antimadridistas, antibéticos...el único lugar al que dedicamos horas de tv y radio para escuchar a ineducados e ineptos personajes cuya influencia en nuestras vidas y en la humanidad en general es nula, donde dejamos que se burlen de nuestra dignidad con indecentes cantidades de dinero que se mueven de un bolsillo a otro que no es nunca el mío. Fútbol y deportividad no pueden ser sinónimos: o es de verdad un orgullo marcar un penalti en una portería que es unas 30 veces el portero o lo que es lo mismo, un ser vendido en esa situación??, es como si un tenista gritase "jódete" al contrario cada vez que ajusta una pelota a la línea ( y me consta que eso si que tiene mérito), pero claro el tenis es elegancia...Fútbol es el deporte donde no siempre gana el mejor.
Por eso, lo que yo quiero enseñar a mis hijos es a que disfruten de un buen partido con sus amigos, que comprueben que hay que sudar la camiseta, que descubran como yo con el deporte que siempre hay alguien mejor que nosotros, pero que podemos ser mejores también. Que el deporte les descubra la amistad y que observen que no se reduce a un montón de repeinados de gimnasio llenos de tatuajes.
Es el momento amigos de desterrar el fútbol. Abrámonos al resto, a la belleza que ya supieron darle los griegos: el deporte es una alegoría al cuerpo humano y su perfección.

lunes, 28 de junio de 2010

Croac


Cada día al caer el sol, se escuchan unos ruidos al compás...como un coro de vuvucelas que va en aumento conforme llega la oscuridad. De forma progresiva van subiendo los decibelios hasta llegar a un momento de extasis a eso de las once. Cuando miras por la ventana, vislumbras una charca-estanque(?)-...un pedacito de agua y entendí...resulta que son las ranitas del parque de enfrente!. Seguramente también siguen el mundial y ponen su granito de arena...a donde vamos a llegar: el fútbol...el nuevo opio del pueblo.

jueves, 24 de junio de 2010

Marina, Marina, Marina...


Mi amiga Marina es una mujer especial porque siempre tiene la palabra justa que decirte en cada situación. Porque se rie hasta de sí misma, porque tiene la risa más contagiosa del mundo y ve el lado divertido de cada momento. Porque sabe enamorarse como nadie del sol y del cielo, del aire fresco, de las flores, de las ciudades nuevas y maravillosas y del lado bueno que todas las personas tienen. Mi amiga Marina está un pelín loca pero es a la vez juiciosa y un miembro imprescindible en su familia. Mantiene intacta su capacidad de asombrarse, le gusta dejarse enseñar pero le encanta mostrar a todos su Murcia natal con todo el cariño que puedas imaginar.
Cada capítulo importante de mi vida la ha tenido como testigo porque es generosidad ante todo: es la llamada telefónica que te salva de la desesperación o simplemente de un mal día, es la buena cara que se le puede poner al mal tiempo, es la complicidad hecha realidad. Es protagonista de muchas de mis aventuras, es mi consejera de cabecera y mi apoyo incondicional. Ojalá todos contasen con alguien como Marina que sabe disfrutar de cada minuto que te ofrece la vida para ser feliz y compartir, compartir.
No imagino mi existencia sin mi amiga Marina quizas no tenga tiempo de devolver todas las cosas que hizo y hace por mí, pero cada día doy gracias por haberla conocido en aquella sucia cafetería de facultad.