martes, 21 de diciembre de 2010

Soñando...


Uno de mis amigos más queridos cambió de trabajo hace un tiempo. No fué el nuevo empleo quien fué a buscarlo a él sino que cuando en un determinado momento pensó que las circunstancias actuales le hacían infeliz, se puso manos a la obra.
Y la montaña se acercó a Mahoma.
Por supuesto, ya sabemos que la felicidad no es más que una sucesión de pequeños momentos que nos llenan el alma de alegría...pero si hay algo que puede ayudarte a que esos momentos sean más frecuentes...está justificado andar en su busca, ¿no?.
LLevo ya casi un año aquí. Esto no me hace feliz. Hay quien puede llamarlo pijerío, o quizás capricho. La realidad es que sólamente hay una vida. Si fuese creyente, tendría esperanza en una segunda oportunidad. Desgraciadamente, no es así.
Entonces resuena la voz de mi amigo en mi cabeza. Uno no puede andar quejándose por su situación si no hace nada al respecto. Quien no arriesga no gana.
A cada cual le hace feliz una cosa en la vida. Y tengo claro que no es el lugar. Se me agota mi tiempo aquí. Con todo el respeto y el agradecimiento para las personas que me ayudaron y me han hecho la vida más fácil.
Comienza 2011. Me lanzo al mundo!
Y por cierto...FELIZ NAVIDAD.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Dolor, dolor, doloooor....


Si habéis visto la divertida comedia "La cena de los idiotas", recordaréis al protagonista encerrado en su lujoso apartamento de Paris aquejado por una feroz lumbalgia que comienza mientras juega al golf. Yo no tengo un piso semejante ni juego al golf (dios me libre)...y aunque tuve cena con mis amigas el viernes, no estuve obligada a llevar un idiota para quedar bien. Y sin embargo se me quedó el sábado una cara de estúpida total cuando me fulminó ese dolor de espalda que muchas veces se achaca a gente mayor y que me tiene de baja encerrada en casa, empijamada y con sensación de impotencia...digo cara de estúpida porque a menudo los médicos creemos que estamos por encima de ciertas dolencias. Y me ví como a un paciente cualquiera, pura lección de humildad, mirando horrorizada a las inyecciones que venían directas a mi culo, incapaz de ponerme siquiera la ropa interior, anulada y perdida. En ese momento, hay que permitir que te cuiden y dejar rebeldías aparte. Acude a la mente el topicazo de "lo más importante es la salud"...no por tópico es menos cierto. Con qué facilidad hacemos planes o asumimos como normal que estaremos bien en los dias venideros.
Mientras afuera, continua la lluvia.
Eperar, qué mal se me dá. Gracias a mis pacientes por hacer tanto honor a su nombre. Prometo más comprensión.