miércoles, 12 de enero de 2011

Cómo decir hasta siempre...


Cómo las cosas cambian de un día para otro. Todos tenemos pérdidas dolorosas alguna vez en la vida, ya sé que no dispongo de ninguna exclusiva.
Pero desde el día de Reyes me sigue pareciendo increíble que el mundo siga girando sin su presencia, que sigan habiendo rebajas y risas y niños volviendo de clase. Cada mañana abro los ojos y me cae encima la realidad y sigo negándome a la evidencia. Todo lo que no nos dijimos, las cosas de las que no nos reiremos.
¿Hacia donde se puede canalizar tanto dolor?¿para qué sirve sufrir tanto cuando ya no hay lugar a la esperanza?. En serio...¿de verdad alguien cree que él está en un lugar mejor?. Se marchó de la peor de las maneras, diciendo hasta mañana y de golpe. Y está en mi cabeza todo el tiempo, todos mis recuerdos de él. Me dá miedo olvidar su voz, la expresión de sus ojos, me aferro a cada momento que nos regaló a sus idas y venidas sorpresivas, sus momentos de envidiable complicidad con mi madre.
Demasiado pronto, es demasiado pronto.
Mi tío Miguel, el más joven de la familia. Miguel el cabeza loca, Miguel el que luego asentó la cabeza, Miguel el marino con su gran y temible barba. Miguel, Miguel, Miguel nos has dejado destrozados.
Un día, puede que consiga aceptar la idea de que ya no estás, pero entre tanto dolor no sé cuándo podrá ser.
Feliz 2011, porque ya, no puede empeorar.