jueves, 24 de junio de 2010

Marina, Marina, Marina...


Mi amiga Marina es una mujer especial porque siempre tiene la palabra justa que decirte en cada situación. Porque se rie hasta de sí misma, porque tiene la risa más contagiosa del mundo y ve el lado divertido de cada momento. Porque sabe enamorarse como nadie del sol y del cielo, del aire fresco, de las flores, de las ciudades nuevas y maravillosas y del lado bueno que todas las personas tienen. Mi amiga Marina está un pelín loca pero es a la vez juiciosa y un miembro imprescindible en su familia. Mantiene intacta su capacidad de asombrarse, le gusta dejarse enseñar pero le encanta mostrar a todos su Murcia natal con todo el cariño que puedas imaginar.
Cada capítulo importante de mi vida la ha tenido como testigo porque es generosidad ante todo: es la llamada telefónica que te salva de la desesperación o simplemente de un mal día, es la buena cara que se le puede poner al mal tiempo, es la complicidad hecha realidad. Es protagonista de muchas de mis aventuras, es mi consejera de cabecera y mi apoyo incondicional. Ojalá todos contasen con alguien como Marina que sabe disfrutar de cada minuto que te ofrece la vida para ser feliz y compartir, compartir.
No imagino mi existencia sin mi amiga Marina quizas no tenga tiempo de devolver todas las cosas que hizo y hace por mí, pero cada día doy gracias por haberla conocido en aquella sucia cafetería de facultad.

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