Poco a poco vamos volviendo...un mes de vacaciones dá para saborear, disfrutar, pensar...nada que ver tiene ésta entrada con la anterior como veréis puesto que en aquel momento alcancé límites de intolerancia hacia lo ajeno nunca vistos. Tras dar vueltas por una Alemania organizada aunque poco dada a la espontaneidad, ecologista, verde por todas partes y con el otoño ya bien entrado se suceden ahora esos dias pre-reincorporación laboral en que damos vueltas a todo lo que hemos vivido. A las conversaciones relajadas con nuestros a migos, las sonrisas de los niños y las buenas intenciones y nuevos proyectos para la época que se nos viene encima. Es maravilloso haber olvidado durante semanas la lista de pacientes por ver, de estudios que realizar...y sobre todo y por mi parte, haber olvidado la soledad pese a lo celosa que soy de mi propio espacio de toda la vida.
Los viajes dan otra mirada de lo cotidiano. Lo que nos agobia, lo que importa tanto en unos sitios, en otros pasa al olvido son ninguna huella. Pero seguramente lo más agradable sea encontrar los lugares comunes en cada sitio. Asi se reconcilia uno con sus miedos y temores. En Alemania encontré por ejemplo que existe comprensión para los que necesitamos nuestra propia burbuja en ocasiones; a nadie le importa que vayas sola a alguna parte, que te apetezca un café sin más compañía que un buen libro, que puedes hacerte viejo y mantenerte autónomo. En Alemania aprendes cómo se levanta una ciudad, un país después haber caído una vez y después otra más. Reencontrar a otros fue una vuelta al hogar y a las risas de siempre. De cualquier modo, el balón de oxígeno que necesitaba sin que importasen la bolsa de trabajo, los contratos y los congresos a la vista.
Ya mismo nos vemos, chicos.
Pos a mi ya se m ha olvidao lo bueno. Bienvenida de nuevo. Besos
ResponderEliminar