lunes, 19 de julio de 2010

Yo, mujer


Me dispongo a leer el periódico cada domingo: un poco de todo, cultura, cine, noticias económicas (las menos, por favor), sucesos internacionales, consejos de belleza y hasta pasatiempos. Pero hay algo que se repite cada vez y siempre dá la impresión de ir en aumento. Esa violencia extrema contra las mujeres.
Sakineh Ashtiani es una iraní de 43 años. Una auténtica belleza madre de familia, condenada por un código penal a morir ¡¡¡¡lapidada!!!! por un atajo de barbudos misóginos gobernados por otro atajo de ayatolás. Su enorme delito ha sido mantener relaciones con un hombre siendo viuda (cómo se le ha ocurrido, señor mío...). Si aún tienes ganas de seguir leyendo, puedes mirar a otra parte del mundo para ver si encuentras algo de cordura. Pero resulta que te metes de lleno en México donde cada semana hay un centenar de muertos en la frontera con EEUU. Miles. Miles de mujeres muertas y desaparecidas...y tras ellas miles de huérfanos abandonados en el reinado del narcotráfico cuya capital sin duda es Ciudad Juárez.
Decides entonces volver a casa: nada como el hogar dulce hogar...pero resulta que al año hay cerca de noventa mujeres que mueren a manos de maridos, novios celosos, amantes o lo que vienen siendo tíos en general. Suelen elegir métodos de lo más sutil: pueden rociarter con gasolina y quemarte viva, ahogarte, apuñalarte o perseguirte por el vecindario hazada en mano y descuartizarte en un pis-pás. Noventa mujeres. Ni el terrorismo mata tanto, ni casi el tráfico...pero no creo que estemos tratando el asunto como se merece.
Es una violencia de siglos, dá igual el país, dá igual la cultura y la religión. Quizás sea un tema biológico: quizás hay un complejo oculto ancestralmente, quizás no pueden soportar no poseer el privilegio de engendrar un hijo. Lo cierto es que me parece un misterio que se pueda sentir ese odio hacia tu madre, tu mujer, tu hermana.
El poderoso patrimonio que generan las mujeres en las sociedades debe protegerse como algo sagrado. Nadie tiene esa capacidad de trabajo y sufrimiento, de diálogo, paciencia y comprensión. Por eso me defenderé siempre con uñas y dientes, por eso no podemos bajar la guardia ni un segundo. Por eso, me siento orgullosa de ser mujer.

1 comentario:

  1. Cuanta razón llevas cariño.Ya le he escrito al ayatolá .Esperemos que sirva para que no sea ya no asesinada si no puesta en libertad porque no ha hecho absolutamente nada. Increíble que en el siglo XXI pasen estas y otras muchas cosas más de similar vergüenza para la humanidad.
    Te quiero!!!
    PD :aguanta !!!!ya queda menos !!!

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